Volti coperti da maschere: influenzerà il nostro modo di comunicare?

María José Muñoz (Psicoterapeuta)

Il gesto della nostra bocca, da solo, ci aiuta a esprimere centinaia di emozioni. Ora che dobbiamo indossare una maschera per interagire con colleghi, commessi, camerieri, studenti, persone di ogni tipo che camminano per strade trafficate … come dovremo adattare la nostra lingua?

Ani-Kolleshi-Unsplash

Generalmente non siamo consapevoli di come i nostri gesti cambino automaticamente in base a ciò che sentiamo in ogni momento. È un linguaggio acquisito che ci aiuta a comunicare: quando osserviamo certi gesti in altri riusciamo a dedurre cosa gli sta accadendo, come si sente, se scherza o è serio …

Quando ci copriamo la bocca con una maschera o una maschera (cosa che facciamo già nel nostro ambiente di lavoro, negli stabilimenti, nelle strade trafficate …), perdiamo un livello di comunicazione incalcolabile. Quanto incalcolabile sarà tutto ciò che dovremo reinventare per compensare quei deficit.

I gesti facciali sono così importanti nella nostra comunicazione che per comunicare attraverso messaggi sui social network o al telefono abbiamo bisogno di affiancare il testo con emoji, volti in cui il tratto delle labbra e il gesto degli occhi ci aiutano a trasmetterli emozioni diverse che a volte le parole da sole non sono in grado di esprimere.

Nella vita reale ci sono migliaia di sfumature, migliaia di volti che impariamo a decifrare. Non dimentichiamo che, solo con la nostra bocca, siamo in grado di esprimere gioia, rabbia, noia, amore, noia, rifiuto, preoccupazione e un lungo eccetera di emozioni. E se, inoltre, uniamo i gesti della bocca a quelli degli occhi, abbiamo una gamma di possibilità spettacolare.

Ora che le maschere ci priveranno di quell'informazione, dovremo compensare quella perdita con gesti con le mani, il gomito o l'intero corpo. L'espressione del corpo sarà il nostro alleato.

Dovremo reinventare la nostra lingua?

Hoy mismo me he cruzado por la calle con una niñita de unos dieciocho meses que iba dando sus primeros pasos de forma tambaleante. Me ha hecho mucha gracia y, mientras ella me miraba, le he dirigido una sonrisa.

De repente me he dado cuenta de que con mi tapabocas esa criatura no podía ver mi sonrisa. Solo una ligera arruga en los ojos que, evidentemente, no ha captado, por lo que ha seguido adelante, con cara de extrañeza.

De este episodio surgen toda una serie de interrogantes que hemos dejado de lado en los debates técnicos sobre la utilización de las máscaras. Algunas de las preguntas podrían ser: ¿Los receptores de nuestra información serán todos iguales y sabrán descifrarla de la misma manera? ¿Tendremos que adoptar nuevos códigos de expresión? ¿Y qué haremos con los anteriores?

¿Cómo vamos a suplir la multitud de gestos que utilizamos con nuestro rostro?

Es verdad que siempre nos queda la palabra, pero esta tendrá que buscar muchos vocablos para poder dar cuenta de sentimientos y reacciones que suelen ser más bien viscerales. Que nos salen del estómago y del corazón. Aún así, habrá que esforzarse.

Cómo compensar la pérdida de comunicación cuando sea necesario

Puede ser que entre adultos que se conocen o que están en una misma “onda” no se requiera tanto esfuerzo. No obstante sí que será necesario trabajarlo con nuevos contactos, sean estos dentro del mundo laboral o social. Debemos tener en mente, más que nunca, a qué colectivo pertenece la persona a la que nos estamos dirigiendo. Y muy diferencialmente con los grupos especiales:

  • Si son niños pequeños o con déficits cognitivos

Sería conveniente que, con una voz suave, se integre, en primer lugar el papel que juega la mascarilla. Nos podemos inventar algo - aunque dentro de cierta verdad- para que no se asusten, o creen desconfianza añadida. Después de esto, ayudará acompañar nuestro discurso con gesticulaciones de las manos que les sean agradables.

  • Más sensibilidad con personas que padecen conflictos psíquicos más o menos graves

Para quien sufre una fobia de tipo social (agorafobias o de cualquier otro tipo), el confrontarse con alguien tapado puede generarle más angustia. Tranquilizarlas con la voz y gestos amables puede hacer bajar su nivel de ansiedad y podremos comunicar con ellos.

Algo similar puede ocurrir con las paranoias o con quienes son muy desconfiados de la gente. Conversar y explicar quienes somos, con tono amistoso, nos permitirá destensar las situaciones.

  • Atención al comunicarnos con personas muy mayores

Si bien están al tanto de que las mascarillas son para protegernos todos, el no ver la cara de quien las mira, les puede asustar. Saludarlas y conversar de alguna cosa que les interese bajará su nivel de alerta.

Lo que queda bastante claro es que, lo que anteriormente se resolvía con una pequeña sonrisa, cara de sorpresa o de indignación, ahora requerirá hacer todo un cálculo mental respecto a cómo trasmitir esos mismos sentimientos con una mímica mermada en una parte esencial, el rostro entero. Porque, como dice el refrán, la cara es el espejo del alma, pero no lo son solo los ojos.

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